En la imagen anterior puede representar a la víctima y como está se siente al pasar por un hecho así y es que en el vasto universo de la Victimología, resulta imprescindible sumergirse en las intricadas tipologías victimales que desempeñan un papel trascendental en la clasificación y comprensión de las experiencias de aquellos que han sido afectados, por lo tanto, nos adentraremos en las tipologías doctrinarias propuestas por figuras destacadas como Benjamin Mendelsohn, Hans von Hentig, Neuman y los autores Sellin y Wolfgang; el enfoque crítico que abordaremos no solo tiene como objetivo descifrar las contribuciones significativas que estas clasificaciones han brindado al campo de la Victimología, sino también discernir las limitaciones inherentes que podrían abrir la puerta a perspectivas más holísticas y contextualizadas.
Tipología Victimológica
de Mendelsohn: Desglose de las Víctimas
Benjamin Mendelsohn,
reconocido como un pionero en el campo de la Victimología, nos legó una
tipología que desglosa a las víctimas en tres categorías fundamentales: la
víctima completamente inocente, la víctima menos que completamente inocente y
la víctima más que completamente inocente; desde una perspectiva propositiva,
esta clasificación resalta la importancia de reconocer la diversidad de las
experiencias victimológicas, abogando por evitar generalizaciones simplistas
que puedan distorsionar la comprensión del fenómeno; más sin embargo, al
analizar críticamente esta tipología, surge la necesidad de cuestionar su
estática categorización, ya que no considera adecuadamente las dinámicas
cambiantes de las circunstancias que rodean a la víctima.
La propuesta de
Mendelsohn, sin duda, representa un avance significativo al reconocer que las
víctimas no son un grupo homogéneo, sino que exhiben una diversidad de
características y circunstancias y la inclusión de categorías como "la
víctima menos que completamente inocente" y "la víctima más que
completamente inocente" subraya la complejidad inherente a las
experiencias victimológicas y desafía la tendencia a simplificar la narrativa
de la victimización.
Desde una perspectiva
propositiva, esta tipología aboga por una visión más matizada de las víctimas,
fomentando la comprensión de que la inocencia o culpabilidad de una persona no
puede ser evaluada de manera unidimensional, lo que invita a considerar la
interacción entre la víctima y el perpetrador, reconociendo que la dinámica
puede ser fluida y compleja, alejándose de las dicotomías simplistas que
podrían limitar la comprensión del fenómeno.
Sin embargo, al abordar
críticamente la propuesta de Mendelsohn, surgen interrogantes respecto a la
rigidez de estas categorías, esto debido a que la estática clasificación podría
no reflejar de manera precisa la realidad cambiante de las circunstancias que
rodean a una víctima, la vida y las experiencias de una persona no son
estáticas, y la victimización no puede ser encapsulada de manera definitiva en
categorías fijas, por lo tanto esta limitación podría potencialmente dar lugar
a interpretaciones simplistas y a una falta de flexibilidad al abordar casos
específicos. También es necesario considerar que la clasificación propuesta por
Mendelsohn podría correr el riesgo de perpetuar estigmatizaciones al asignar
etiquetas estáticas a las víctimas, ya que en la práctica, las personas pueden
evolucionar, aprender y adaptarse a sus circunstancias, lo que podría desafiar
la categorización inicial, por tanto la realidad de la victimización puede
estar marcada por cambios dinámicos, y una tipología estática podría pasar por
alto esta realidad, limitando la capacidad de comprensión y empatía hacia las
víctimas.
Por tanto, es vital
reconocer que las circunstancias que rodean a una víctima no se limitan
únicamente a la relación con el perpetrador, las estructuras sociales, las
desigualdades económicas y las dinámicas de poder también desempeñan un papel
crucial en la creación de condiciones propicias para la victimización y el integrar
estos elementos en la comprensión de la experiencia victimológica permite una
visión más completa y contextualizada, superando las limitaciones de una
clasificación estática.
En la búsqueda de un
enfoque más integral, es crucial adoptar una mentalidad flexible que reconozca
la complejidad y la variabilidad de las experiencias victimológicas, lo que
implica no solo considerar la relación víctima-victimario, sino también
examinar las condiciones sociales y estructurales que contribuyen a la
vulnerabilidad de ciertos individuos.
Tipología de Von Hentig:
Factores y Tipos de Víctimas
Hans von Hentig, nos legó
una perspectiva única al proponer una tipología que se basa en factores
vinculados tanto a la víctima como al delincuente, dicho enfoque, que
categoriza a las víctimas según características como la provocación, la
participación voluntaria y la precipitación, busca arrojar luz sobre las
complejas interacciones entre quienes sufren un delito y aquellos que lo
perpetran, al explorar esta clasificación, se revela su capacidad para ofrecer
una visión más dinámica de la victimización, reconociendo la influencia de
factores contextuales.
La propuesta de Von
Hentig representa un paso significativo hacia la comprensión holística de la
victimización al considerar elementos más allá de la simple relación entre
víctima y delincuente y al categorizar a las víctimas según la provocación, la
participación voluntaria y la precipitación subraya la complejidad de las
dinámicas involucradas en los actos delictivos, este enfoque analítico busca ir
más allá de una visión estática de la víctima y del delincuente, reconociendo
la importancia de los contextos y las circunstancias que rodean el evento.
Desde una perspectiva
propositiva, esta tipología nos insta a considerar el papel activo de la
víctima en la dinámica del crimen, en donde la provocación y la participación
voluntaria son aspectos que rompen con la idea tradicional de la víctima
pasiva, permitiéndonos comprender mejor la complejidad de las relaciones
humanas en el contexto de la victimización; este enfoque, en lugar de
estigmatizar a la víctima, busca comprender las motivaciones y acciones que
pueden contribuir a su vulnerabilidad.
No obstante, es necesario
cuestionar la limitación de esta tipología al no abordar adecuadamente los
factores sistémicos y estructurales que subyacen en la victimización, ya que si
bien es valioso destacar la participación activa de la víctima, no podemos
pasar por alto el papel de las desigualdades sociales, económicas y políticas
que crean un terreno propicio para la ocurrencia de delitos. Desde una
perspectiva analítica más profunda, la
falta de énfasis en los factores sistémicos podría limitar la capacidad de la
tipología de Von Hentig para abordar la raíz de la victimización en la sociedad
contemporánea, la participación voluntaria de la víctima, por ejemplo, puede
estar influenciada por condiciones socioeconómicas precarias que limitan las
opciones disponibles e ignorar estos factores estructurales podría conducir a
una comprensión incompleta de las causas subyacentes de la victimización y, por
ende, a enfoques de prevención y intervención menos efectivos.
Para fortalecer la
posición propositiva de Von Hentig, es esencial incorporar una mirada más
amplia que integre tanto la perspectiva individual como la estructural, ya que
una aproximación más completa a la victimización debe reconocer la
interconexión entre las acciones individuales y las fuerzas sociales que
moldean esas acciones, lo que implica no solo considerar la provocación o la
participación voluntaria de la víctima, sino también examinar críticamente las
condiciones sistémicas que pueden predisponer a ciertos individuos a
situaciones de riesgo.
Tipología de Neuman
Neuman, no solo analiza
la conducta delictiva desde un enfoque clínico, sino que también se aventura en
las intricadas conexiones sociales y psicológicas que subyacen en cada caso, él
nos presenta en su tipología que no solo examina la naturaleza de las víctimas,
sino que también teje una red de comprensión alrededor de los factores de
riesgo y el entorno social.
La contribución victimal,
un concepto central en la obra de Neuman, emerge como una pieza clave en el
rompecabezas criminológico, donde no solo se sumerge en el análisis de los
perpetradores, sino que arroja luz sobre cómo las víctimas contribuyen,
consciente o inconscientemente, al desarrollo del delito, esta mirada
bidireccional ofrece una perspectiva más completa y equilibrada, también este
autor clasifica a las víctimas en tres categorías distintas, cada una
intrincadamente entrelazada con el contexto social del hecho delictivo. En
primer lugar, las víctimas individuales, cuyas experiencias personales y
vulnerabilidades específicas desempeñan un papel crucial en su participación en
el crimen, lo que nos insta a mirar más allá de la superficie, reconociendo que
cada individuo lleva consigo una historia única que influye en su papel como
víctima;
Las víctimas familiares,
como segunda categoría, amplifican la trama social de la conducta delictiva,
donde la influencia poderosa de los lazos familiares en la formación de las
experiencias individuales, haciendo hincapié en que el entorno familiar puede
ser tanto un factor de protección como un caldo de cultivo para el riesgo
delictivo.
La tercera categoría,
víctimas de la sociedad o del sistema social, amplía aún más el enfoque de
Neuman, aquí, la atención se desplaza hacia las estructuras y dinámicas
sociales que pueden propiciar la victimización, donde al reconocer la
contribución de los sistemas sociales a los orígenes del crimen, podemos
abordar no solo las manifestaciones individuales, sino también las raíces
sistémicas de la conducta delictiva.
Tipología de Sellin y
Wolfgang: Víctimas Primarias, Secundarias y Terciaria.
La tipología de Sellin y
Wolfgang, que divide a las víctimas en primarias, secundarias y terciarias,
ofrece una visión penetrante que va más allá de la superficie del acto
criminal. La víctima primaria, según estos autores, es aquella directamente
afectada por la acción delictiva. En un primer vistazo, esta definición puede
parecer evidente, pero desentrañar sus implicaciones revela una complejidad
subyacente. ¿Cómo se manifiesta realmente el impacto en la vida de la víctima
primaria? ¿Cuáles son las secuelas a corto y largo plazo? Al explorar estas
interrogantes, emergen matices emocionales y psicológicos que proporcionan una
visión más completa de la experiencia de la víctima.
La tipología no se
detiene ahí; nos introduce en el ámbito de las víctimas secundarias y estas son
individuos o grupos que, aunque no experimentan directamente el acto delictivo,
se ven afectados de manera colateral, en este punto, se despliega una red de
consecuencias que abarcan desde el entorno familiar hasta la comunidad en
general, la conectividad de las víctimas secundarias con la víctima primaria
desentraña una red de relaciones e interdependencias que amplifica el impacto
del crimen en la sociedad.
La tercera categoría, las
víctimas terciarias, las cuales son las instituciones o la sociedad en su
conjunto, que experimentan las secuelas indirectas del delito. ¿Cómo afecta un
crimen a la confianza en las instituciones gubernamentales o a la percepción de
seguridad en una comunidad? La comprensión de estas repercusiones sistémicas es
esencial para diseñar estrategias de prevención y rehabilitación que aborden no
solo las víctimas directas, sino también las ramificaciones más amplias que
reverberan a través de la sociedad.
Referencias
Bibliográficas
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